Alfareros del siglo XXI (Niñodaguia, Xunqueira de Espadanedo, Ourense)

Publicado en “Turgalicia. Revista para descubrir Galicia”. Núm. 10. Abril 2008-Julio 2008
Foto: Carlos R. Prieto

La ruta entre Gundivós (Sober) y Niñodaguia (Xunqueira de Espadanedo) ofrece la contemplación y el disfrute de parte del insólito paisaje que forman los viñedos dispuestos en terrazas en las empinadas laderas de la ribera del Sil. En este lado de A Ribeira Sacra, la carretera atraviesa el río a la altura del embarcadero del embalse de Santo Estevo. Muy cerca está Castro Caldelas, cuyo legendario castillo alberga un museo donde se exponen piezas de etnografía, restos arqueológicos y elementos de la arquitectura popular.
La carretera OU-635 lleva a Ourense por el Alto de Rodicio, desde donde se contempla una bella panorámica de la comarca de Terra de Caldelas. Abajo, se enclava Niñodaguia, el segundo centro alfarero de Galicia por número de artesanos. Son cuatro hombres y dos mujeres quienes continúan una tradición alfarera que comenzó para satisfacer las necesidades de la vida cotidiana en los hogares rurales y que hoy está enfocada primordialmente a usos ornamentales.
Agustín Vázquez, de 53 años, es uno de ellos. En su tienda-taller nos muestra las piezas tradicionales de esta alfarería que se distingue por la discreción de sus formas, el color amarillo del barro blanco esmaltado y su decoración estriada, y su conversación transmite a las claras la añoranza de un tiempo en el que los cacharreiros eran conocidos en los pueblos de los alrededores como calleiros, porque después de las ferias acostumbraban a ir a comer callos con el dinero obtenido; una época en la que los alfareros comían juntos, hablaban de las piezas que creaban y cocían en comunidad. Agustín se emociona cuando muestra su temor al peor de los presagios para esta alfarería porque no hay quien coja el relevo en el futuro.
Dedicado a la venta al por mayor de todo tipo de piezas y utensilios, artesanales e industriales, de barro, loza o gres, trabaja la alfarería tradicional desde hace sólo trece años, con un horno de gas y otro eléctrico. A finales de enero tenía el taller lleno de ollas que, siguiendo la tradición, en unos días romperían los mozos de Maceda en los carnavales y, entre risas por el malogrado final de estas piezas artesanales, nos enseñó parte de su primorosa colección en tamaño reducido de 22 piezas tradicionales de la alfarería de Niñodaguia –muy demandadas para regalo– con su firma impresa en el barro.
Fuera de la intimidad de los talleres, en el centro de Niñodaguia cuatro hornos de piedra dispuestos en fila dan fe de la identidad alfarera de este pueblo. Están en condiciones de funcionar como antaño, pero probablemente la producción actual no dé para aquellas coceduras.

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Soy periodista. Cofundadora y directora de la editorial Belagua. Trabajo en proyectos editoriales centrados en la comunicación turística de Galicia, y desarrollo tareas editoriales, de comunicación y de creación y gestión de contenidos para todo tipo de publicaciones. Soy navarra, vivo en Vigo y adoro Galicia.

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