Publicado en «Professional Events» (nº 19. Julio 2008) y en «Incentivare: tecniche, viaggi e merchandese» (nº 25, año 2008)
Nada más entrar, la escalera de piedra del recibidor, custodiada por una armadura, los tapices que cubren sus paredes, una imponente lámpara de forja y grandes sillas de madera aterciopeladas trasladan a la época en que el edificio se concibió para la defensa militar de la villa. Un amplio corredor –suelo de grandes losas de piedra, techumbre de recias vigas de madera– lleva al comedor y al bar por espacios de lectura y de descanso decorados con detalles de otras épocas: cuadros de batallas navales, láminas y mapas antiguos, tapices y cañones.
Un estimulante ambiente donde es posible celebrar cenas medievales, a base de viandas tradicionales, amenizadas con juglares, música de gaita, personajes de época y la representación teatral del momento en que se conoció la gesta del descubrimiento de América, que Baiona recuerda con varios monumentos y con el Museo de la Carabela Pinta, réplica de la nave de Colón amarrada en el puerto.
Para los ratos de ocio, además de piscina al aire libre y pista de tenis, el Parador ofrece el encanto de un apacible paseo por la fortaleza, excelente mirador desde el que se contempla la ensenada de Baiona a los pies de Monteferro, los islotes de las Estelas, el imponente relieve de las islas Cíes hacia donde apunta una batería de cuatro cañones del siglo XIX, y el puerto deportivo del Monte Real Club de Yates, en la elite de los clubes organizadores de regatas de cruceros de rango internacional. Cara al Sur, el Atlántico escapa de la quietud de las recortadas rías gallegas y, batiendo contra la escarpada costa, toma el camino hacia el vecino Portugal.
La visita a las islas Cíes, una joya natural del Parque Nacional Marítimo-Terrestre, ideal para la vela, el windsurf y el buceo, es obligada. Un paseo en velero o en barco de motor por este entorno tan apreciado por los aficionados a la navegación es un buen antídoto contra el estrés. Si se desea, incluso es posible realizar una salida hasta el archipiélago de Ons, también parte del Parque Nacional, más al Norte.Baiona, capital turística de las Rías Baixas, dispone de buenas comunicaciones por autopista. La distancia, por tanto, no es impedimento para experimentar el indescriptible placer de degustar ostras y mejillones a bordo de un barco a pie de batea en la ría de Arousa o para acercarse a Santiago de Compostela y admirar la ciudad a vuelo de pájaro en un paseo por las cubiertas de la catedral.
Las posibilidades para realizar excursiones desde Baiona abarcan, en definitiva, una amplia cobertura geográfica: por el Norte, hasta la dinámica ciudad de A Coruña, y por el Este, hasta tranquilos centros históricos del interior –Ribadavia, con su bello barrio judío, y Allariz, modélico por su intervención urbanística, por ejemplo–, o hasta la Ribeira Sacra, por la ruta de los monasterios y el asombroso paisaje de viñedos que atraviesan los cañones del Miño y del Sil. Incluso Portugal presenta una opción: las compras en Oporto o en Valença do Miño pueden ser muy reparadoras.
COCINA ATLÁNTICA
En Baiona, los amantes de la buena mesa comprobarán que la cocina atlántica se nutre de una materia prima muy variada y de alta calidad porque a la oferta de pescados y mariscos de las rías, hortalizas y vinos (Denominación de Origen Rías Baixas, subzona de O Rosal) hay que sumarle exquisitos manjares de río, como las angulas del Miño, que baña los municipios del entorno.
En su carta de postres no faltan la tarta de Santiago ni las filloas, pero se diferencia por introducir los mirabeles propios de O Baixo Miño.
Para los más golosos, dos referencias a la cocina conventual en esta zona: las Carmelitas Descalzas de O Rosal venden unas artesanales pastas de nata y mirabeles en almíbar, dulce de membrillo y mermeladas de mandarina, naranja y feixoa, que elaboran de forma natural con los frutos de su huerta, y las monjas de clausura del Convento de las Clarisas de Tui despachan en su locutorio pastas de almendra y deliciosos pececitos de fino mazapán de almendra.
TURISMO POR O BAIXO MIÑO
Una excursión por O Baixo Miño, territorio que goza de un microclima óptimo para el cultivo de la vid, las flores de invernadero para la exportación y los frutos tropicales como el kiwi, puede ser tan atractiva para el turismo enológico –es posible visitar alguna de las bodegas de vino albariño–, como para los amantes del turismo activo o los de las visitas de carácter cultural.
El cauce del río Miño dibuja la frontera con Portugal y lleva por el centro histórico de Tui hasta A Guarda. El Monte Santa Tegra, al que se accede por carretera, regala la espectacular panorámica de su desembocadura y acoge un reconstruido poblado celta.
Otro incentivo de la zona es la Ruta de los Molinos de O Folón y de O Picón, 57 construcciones agrupadas en fuertes pendientes, en un fascinante paisaje pedregoso surcado de regatos, que constituye una de las más importantes concentraciones de molinos de Europa.
Gracias por tus palabras. Igual que tú, soy nueva en esto del blog, y me alegra saber que hay quien lo encuentra y que le gusta. Ojalá puedas venir algún día a Galicia y conocer la tierra de tu abuela. Mientras tanto, puedes seguir intuyéndola con mis reportajes.
Me ha gustado tu blog y voy a enlazarlo con el mío, si no te parece mal.
Un saludo
me encanto tu blog
mi abuela nacio en Monforte de Lemos y nunca pude conocerlo.
Un saludo desde Argentina
Ariel