© Ricardo Grobas. |
El núcleo antiguo de Combarro (Poio, Pontevedra) es un racimo de casas tan al borde del mar que con marea alta el agua se cuela entre sus calles. No haberle robado espacio al mar es una de las razones que hacen tan particular a este pueblo marinero. Otra es la treintena de hórreos que se alinean en su frente marítimo formando un valiosísimo y atractivo conjunto de arquitectura popular. Están perfectamente conservados y han sido declarados conjunto histórico-artístico.
Combarro no defrauda. Sus estrechas e irregulares calles y sus modestas y coquetas casas de piedra, con los balcones floridos orientados hacia el mar y soportales de columnas de madera o de piedra, producen sensaciones desconocidas. Debe de ser a causa de la piedra granítica, sobre la que se levantan las casas y unos cuantos cruceiros, que invade el pueblo y le da un aire mágico y misterioso.
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