Por trabajo o por placer, no hemos dejado de hacer escapadas durante el invierno, pero con la llegada de la primavera ya estamos preparándonos para recorrer Galicia sin parar y tener nuevas experiencias. ¿Y vosotros, también estabais esperando a la primavera?
En este artículo queremos invitaros a visitar la ciudad de Ourense haciendo un repaso a sus tres elementos identitarios: As Burgas, la Ponte Vella (el Puente Viejo) y el Santo Cristo.
Por su riqueza termal, Ourense forma parte del club de ciudades históricas termales de Europa. En el centro urbano, el complejo de As Burgas dispone de una piscina de agua termal de 200 metros cuadrados, tumbonas y sauna, además de su histórica fuente de As Burgas, de cuyos chorros emanan aguas a 67 grados centígrados, y un centro de interpretación dedicado a la cultura termal ourensana, desde las leyendas hasta la geología.
El resto de su oferta termal, concentrada en la orilla norte del río Miño, son las termas de A Chavasqueira, O Muíño, Outariz y Canedo, y dos estaciones termales de estilo japonés, las de A Chavasqueira y Outariz, donde por un módico precio se dispone de vestuarios y duchas, toallas y albornoz, además de servicios de cafetería y restauración.
Rememorar aquí a los romanos de la antigua Auria es inevitable. El ambiente es agradable y tranquilo, en consonancia con el efecto reparador de los baños, y las sensaciones muy distintas si el baño termal se realiza a la luz del sol, bajo las estrellas o incluso bajo la lluvia.
En todo caso, las termas son una buena opción de ocio antes de darse un paseo por el casco monumental ourensano y disfrutar de la buena cocina en alguno de sus numerosos establecimientos.
Con el Miño atravesándola, los puentes han caracterizado el urbanismo de la ciudad, y hoy se pueden contar hasta nueve, entre los que destacan el puente romano o Puente Viejo, el Nuevo, el del Milenio y el viaducto del ferrocarril Zamora-Ourense.
El Puente Viejo, que conserva poco de su origen romano, ha llegado hasta la actualidad como otro de sus iconos históricos. Solo que el del Milenio (2001), con una llamativa y vertiginosa pasarela peatonal, le ha robado mucho de su protagonismo y es ya uno de los símbolos más reconocibles de Ourense.
De cualquier forma, todo el entorno de los puentes en la orilla sur del río, por la que se extiende el casco urbano, es una zona de referencia para la ciudad. Playas fluviales, instalaciones deportivas y un gran centro comercial conviven con la pequeña Capilla de los Remedios, del siglo XVI, ubicada justo en el acceso al puente romano.
Ourense lleva fama de ser una ciudad adinerada. Aquí tienen su origen grandes y prestigiosas empresas de los sectores de la moda y del vino. Ir de compras es, sin duda, una propuesta interesante, pero no debes perderte la ciudad medieval. Es magnífica la iglesia barroca de Santa Eufemia —antigua iglesia de los jesuitas—, característica por su cóncava fachada decorada con un retablo de columnas y una vidriera cuadrada. Y es indispensable, por supuesto, la catedral de San Martín, donde se encuentra el tercer icono de Ourense: el Santo Cristo.
Almenas y torres circulares delatan la construcción de la catedral de San Martín como castillo, orientado a la defensa, por la proximidad a Portugal.
Entre otros elementos de interés artístico, destaca en ella el policromado Pórtico del Paraíso, en la fachada oeste, inspirado en el Pórtico de la Gloria de la catedral de Santiago, pero su gran tesoro es la capilla del Santo Cristo, al que, según la creencia popular, le crecen la barba y el pelo.
Se trata de una talla en madera de un Cristo crucificado de gran realismo, pues tanto la técnica empleada para representar la sangre en sus llagas como su pelo, dientes y uñas postizas le confieren el dramatismo de la Pasión.
Alrededor de la catedral de San Martín se extiende la zona de vinos y de tapeo, de recorrido obligatorio en vuestra visita a Ourense, como podéis suponer.
¡Que disfutéis de la escapada!
Nosotros estuvimos este fin de semana. Es una maravilla.