El lunes de Pascua, tras la Semana Santa, se celebra en el monasterio de Armenteira (Meis, Pontevedra) la romería de la Virgen de las Cabezas, de larga tradición y muy frecuentada por gente joven. Es una romería multitudinaria, en la que los ofrecidos que padecen dolores y males relacionados con la cabeza llenan el trono de la Virgen de exvotos de cera que representan cabezas humanas. Después, como en toda romería gallega, la fiesta se traslada a los prados alrededor del monasterio.
Por ese mismo paraje el abad San Ero, fundador del monasterio, salió a orar y, anodadado por el canto de un pajarillo, durmió durante 300 años. La leyenda —exactamente igual a la del abad San Virila del monasterio de Leire (Navarra)— cuenta que cuando despertó encontró el lugar totalmente cambiado y lleno de monjes. El más viejo comprobó que en sus libros se hablaba del “santo Ero de Armenteira, noble y piadoso varón, fundador y abad de este monasterio, que nunca más fue visto después de salir a meditar al monte Castrove”, y San Ero, que tanto había pedido a la Virgen ver el Paraíso, murió impresionado por el milagro.
Ero de Armenteira fue caballero de la corte de Alfonso VII antes que fraile, y fundó este monasterio dedicado a Santa María en el valle de O Salnés siguiendo los dictados de la Virgen, que le prometió “descendencia espiritual” si construía dos monasterios, uno para hombres y otro para mujeres. Del segundo no existe noticia.
La iglesia es un claro ejemplo de la arquitectura sobria del Císter. Destaca por su gran rosetón y su portada románica con arquivoltas ricamente decoradas. Está orientada hacia el Este, y se terminó de construir en el siglo XIII. En su interior llaman la atención el baldaquino del altar, del siglo XVIII, y la figura de la Virgen de las Cabezas, con un pecho desnudo, sujetando al Niño.
La talla de madera policromada es del siglo XVI y la imagen se relaciona con la aparición de la Virgen al monje cisterciense San Bernardo, a quien le agradeció su devoción permitiéndole probar unas gotas de la leche con la que amamantaba al Niño.
El actual monasterio, de los siglos XVI-XVIII, quedó abandonado tras la desamortización de Mendizábal. Su recuperación llegó en 1961 de la mano de Carlos del Valle, hijo del escritor Ramón María del Valle-Inclán, con la creación de la Fundación Amigos de Armenteira, y culminó totalmente en 1989. En esta fecha se instalaron aquí diez monjas benedictinas procedentes de Alloz (Navarra). En los últimos años, además, se ha realizado una importante labor de restauración y conservación de distintos elementos del monasterio, y se ha remozado todo su entorno.
Las monjas regentan una hospedería, y en una pequeña tienda venden pastas y jabones que ellas mismas hacen con aceite de camelia.
En la misma entrada por la que se accede al claustro, hay una oficina del Patronato de Turismo Rías Baixas, donde encontraréis información muy útil sobre los recursos de la zona, incluido un mapa de la sensacional Ruta da Pedra e da Auga, entre Armenteira y Barrantes (Ribadumia), que lleva por el curso del río Armenteira y los 53 molinos restaurados que en otros tiempos sirvieron a la economía agraria de la zona.
Ver Monasterio de Armenteira en un mapa más grande
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