Senderismo a la luz de los faros

Publicado en «Viajar y disfrutar por las Rías Baixas. Anuario Turístico 2009».

Los faros, ese precioso patrimonio marítimo al servicio de la rutas marítimas que bordean la costa gallega, son el hilo conductor de este reportaje. Para no naufragar durante la visita a las Rías Baixas, proponemos cuatro enclaves diferentes a la luz de otros tantos faros, donde practicar senderismo y disfrutar de impresionantes vistas del Atlántico.
© Ricardo Grobas

FARO DE CABO HOME.- Si hay un lugar de referencia en la ría de Vigo, ése es Cabo Home, la punta que vigila la entrada de la ría de Vigo, frente a las islas Cíes. Detrás de Cabo Home y de su esbelto faro blanco –una torre cilíndrica de 18,5 metros, con un foco a 38 metros sobre el nivel del mar– se encuentran los acantilados de la Costa da Vela, coronada por el monte O Facho. Por el mar, hay que sobrepasarla –y en días de nortada muchas veces más vale no intentarlo– para entrar en la pequeña y recogida ría de Aldán, llena de playas y calas con el agua a una temperatura muy agradable para el baño.

Todo el entorno de Cabo Home es espectacular, prácticamente virgen: playas, dunas y bosques de pinos y de castaños. Para disfrutarlo, vale la pena organizar una jornada de senderismo por el llamado Roteiro Ecolóxico do Morrazo, una ruta circular de 84 kilómetros, con principio y final en el Lago Castiñeiras (Vilaboa), en el interior. Quienes deseen hacerla entera tienen la posibilidad de llevar tienda de campaña y pernoctar en alguno de los campings de Cangas. Los menos andarines siempre podrán gozar del tramo que lleva por Hío y Aldán hasta Cabo Udra, espacio natural protegido, entre las rías de Aldán y de Pontevedra, visitando la iglesia románica de San Andrés y el crucero barroco de su atrio, famoso por estar construido en un único bloque de piedra. 

© Ricardo Grobas

FARO DE CÍES.- Sin duda, es uno de los enclaves turísticos de referencia de la isla de O Faro, la que más visitantes recibe por ser el único lugar del archipiélago de Cíes donde pueden atracar los barcos de pasaje. Construido en 1853, a 198 metros de altura sobre el nivel del mar, desde su explanada se divisa una completa panorámica de las Rías Baixas, desde la ría de Arousa hasta Cabo Silleiro.

Al Norte, las islas Ons y hacia el Sureste, la inmensidad del Atlántico, la playa de San Martiño y las abruptas y verticales paredes de las islas. La nota humana hay que buscarla en los barcos fondeados en las playas de Rodas (isla de O Faro) o de San Martiño (isla Sur), en los mercantes que abandonan el puerto de Vigo o en alguna de las numerosas regatas de veleros que pueblan la ría de Vigo.
En la isla de O Faro funcionan en temporada alta (Semana Santa y verano) un cámping y un restaurante, lo que permite planificar una estancia para disfrutar no sólo de la siempre placentera experiencia de tostarse, por ejemplo, en las playas de Rodas, Figueiras o Nosa Señora, sino también de realizar caminatas por algunos de sus senderos.
La subida hasta el faro desde la playa de Rodas lleva una hora y media y se puede entretener desviándose al pequeño faro de A Porta (1918), a la “piedra de la campana” –una singular roca horadada por la acción del viento– y a un observatorio ornitológico. El acceso final al faro es un camino que asciende en zigzag montaña arriba sobre muros de piedra. Al paso de los transeúntes, los lagartos se apartan y desaparecen entre la maleza. Con suerte, también algún pequeño conejo se dejará ver en los bordes del camino. 

© Ricardo Grobas

FARO DE ONS.- Igual que en las Cíes, en la isla de Ons el faro es uno de sus elementos más atractivos. Pero, a diferencia de aquéllas, está habitada, por lo que a su interés paisajístico hay que añadir el de su arquitectura popular marinera y su excelente gastronomía. El primer faro de Ons data de 1865, pero el actual se construyó en 1926 y funciona con paneles solares. Acompañados en todo momento por unas magníficas vistas del Atlántico, se accede al faro por un camino empedrado que pasa por la iglesia, de mediados del siglo XX. Construido a 128 metros de altitud, es un robusto edificio de piedra, con torre hexagonal, que se puede visitar si se habla con el farero.

Para pernoctar en Ons se dispone de una zona de acampada libre y se pueden alquilar habitaciones en los dos establecimientos hosteleros de la isla. Merece la pena, pues la isla cuenta con una Ruta de la Historia realmente interesante, al final de la cual, al Sur, se encuentra un lugar mítico, el Buraco do Inferno, una sima de 30 metros de profundidad que va a dar al mar y está cargada de leyendas y supersticiones.
La ruta nos descubre, con marea baja, la sepultura antropomorfa de A Laxe do Crego, en la playa de Area dos Cans; la antigua rectoral y escuela con dos bellos hórreos, en la playa de Canexol, y el Castro y Cueva dos Mouros. Y, más adelante, muy cerca del Buraco do Inferno, el mirador de Fedorentos, desde el que se divisan la isla de Onza, las Cíes y toda la ría de Pontevedra y se dejan ver toda la variedad de aves marinas que eligen este hábitat para su cría o como parada en sus migraciones.

© Ricardo Grobas

FARO DE CABO SILLEIRO.- El actual edificio del faro de Cabo Silleiro se construyó en 1924 a 85 metros de altura, en una cota más alta que el primitivo de 1866. De planta rectangular, su fachada oeste alberga la torre del faro, octogonal, pintada de blanco y rojo, con una lámpara de 3.000 w., bajo su característica cúpula roja, que se puede ver a 40 millas si el tiempo está despejado. Es uno de los puntos principales de orientación de los navíos que surcan esta costa acantilada donde abundan bajos e islotes.

En las inmediaciones del enclave que señala el faro quedan las ruinas de lo que fue la Batería de Costa J4, donde a principios de los 80 todavía prestaban servicio muchos jóvenes soldados. Declaradas totalmente inservibles a finales de los años 90, estas instalaciones fueron un importante bastión defensivo y todavía pueden apreciarse sus cañones apuntando al mar. Por el estado de abandono que presentan, las ruinas no tienen mayor interés. Sin embargo, desde aquí se obtiene una espectacular vista del Atlántico, lo que da idea de la importancia defensiva que pudo tener esta instalación, que testimonia también el pórtico de piedra de entrada al recinto.
Se puede llegar hasta aquí caminando desde Chan da Lagoa, un parque forestal en plena Sierra de A Groba con mesas de piedra y asadores entre la arboleda, al que se accede por la carretera que va a la Virgen de la Roca, o desde la parroquia de Baredo.
Los amantes del senderismo tienen, además, la oportunidad de adentrarse en el sendero de As Greas, el mayor de Galicia de los de Gran Recorrido, que discurre por todos los municipios de la Mancomunidad de Vigo, y gozar, al menos durante unos kilómetros, de algunos de los mejores rincones de la provincia de Pontevedra: la ensenada de Baiona y la península de Monteferro con las islas Cíes al fondo.

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Soy periodista. Cofundadora y directora de la editorial Belagua. Trabajo en proyectos editoriales centrados en la comunicación turística de Galicia, y desarrollo tareas editoriales, de comunicación y de creación y gestión de contenidos para todo tipo de publicaciones. Soy navarra, vivo en Vigo y adoro Galicia.

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