Pazo do Faramello: de la fábrica de papel a la Ruta de la Camelia

Entrada al Pazo do Faramello por una "corredoira" de piedra rodeada de robles.

Entrada al Pazo do Faramello por una «corredoira» de piedra y un frondoso bosque de robles.

Apartados del mundo, cercados por altos muros de piedra y gruesas verjas, muchos pazos gallegos abren al público sus jardines en una sugestiva invitación a sumergirse en la historia entre plantaciones de arrebatadoras camelias y árboles singulares.

El último en hacerlo ha sido el Pazo do Faramello (Santa María de Ribasar-Rois, A Coruña) —a tan solo 12 kilómetros de Santiago de Compostela­—, donde el italiano Marqués de Piombino levantó en 1712 la primera fábrica de papel de Galicia. Este y el de Sargadelos (Cervo, Lugo) son los únicos pazos gallegos de origen industrial, razón por la que el de O Faramello ha sido históricamente un lugar abierto: aquí venían a trabajar las gentes del pueblo, aquí hacían su pan y aquí, en su pequeña capilla, escuchaban misa los domingos y venían también a casarse.

La capilla de O Faramello, declarada BIC, alberga un retablo de madera de

Vista de la capilla, declarada BIC, y de parte del jardín, en la que se aprecia la construcción en terrazas del pazo.

Integrado en el cañón del río Tinto (afluente del Sar), que lo atraviesa, el Pazo do Faramello representa fielmente el ambiente típico de los pazos rurales, dominado por paisajes de agua y de piedra colonizada por musgos y líquenes que lo pintan todo de verde.

Escaleras cubiertas de musgo.

Escaleras cubiertas de musgo.

La presencia de dos molinos nos traslada a un pasado en el que el agua del río movía las piedras de hasta seis molinos, y en la soberbia balaustrada barroca que se asoma al jardín francés nos parece ver al rey Alfonso XIII durante sus estancias veraniegas. Tiempos en los que soñaba con una residencia de verano en la isla de Cortegada, en la ría de Arousa, y visitas estivales a O Faramello que terminaron cuando el pueblo de Santander le regaló el palacio de la Magdalena.

Puente de madera sobre el río Tinto, junto a uno de los molinos y una canalización del agua.

Puente de madera sobre el río Tinto, junto a uno de los molinos y una canalización del agua.

Gonzalo Rivero de Aguilar, el propietario del Pazo do Faramello, es el último descendiente de los antiguos linajes de Galicia con el privilegio de entrar a caballo en la catedral de Santiago, que hoy en día solo un chiflado osaría consumar. Aquel poderío nobiliario se hace presente ya en la entrada al pazo, una corredoira de piedra con la entrada flanqueada por dos pináculos coronados por una bola en señal de la ayuda prestada por el señor del pazo en la guerra contra Napoleón.

El dueño actual también libra sus batallas: recuperar el viejo trazado del Camino portugués a Santiago, que pasaba por el margen del río y ahora discurre por la carretera; convertir la finca de sus ancestros en un espacio para ceremonias, reuniones y celebraciones, e incluir el Pazo do Faramello en la Ruta de la Camelia.

Terraza abalaustrada, ideal para acoger reuniones al aire libre.

Terraza abalaustrada, ideal para acoger reuniones al aire libre.

Rosalía de Castro, a quien la belleza de este pazo le heló el alma, celebraría la incorporación de O Faramello a los trece selectos espacios públicos y privados que constituyen la oferta paisajística y cultural de la Ruta de la Camelia, en torno a la historia nobiliaria de Galicia y a la riqueza botánica de inmensos jardines donde crecen múltiples variedades de camelias y árboles exóticos centenarios.

De lograrlo, será el tercer pazo de la comarca de A Ulla en esta deliciosa ruta, junto al de Oca (A Estrada), considerado el Versalles gallego, y el de Santa Cruz de Ribadulla o de Ortigueira (Vedra), otro reducto de naturaleza que sorprende con espacios tan bellos como la cascada, el paseo de los bojes o el de los olivos.

Vista del jardín francés, junto al río.

Vista de los escalonados paseos y del jardín francés, junto al río.

Por el momento, el Pazo do Faramello ofrece visitas guiadas por su propietario. Pese a haber sido el corazón de la aldea en tiempos pasados, es un enclave tan desconocido como sorprendente, con su extensa carballeira [bosque de robles], los restos de la antigua fábrica de papel cubiertos bajo un manto verde, el agua omnipresente y la  atmósfera húmeda, y valiosos elementos patrimoniales, como la capilla y el crucero neoclásico del atrio —declarados ambos Bienes de Interés Cultural—, el retablo del maestro José Gambino de la capilla o la presa construida en el siglo XVIII con fines industriales.

Crucero neoclásico de O Faramello, declarado BIC.

Crucero neoclásico de O Faramello, declarado BIC.

Viñedos, árboles frutales, cincuenta o sesenta especies de camelias, un acebo singular, fuentes, cascadas, el palomar, el hórreo, terrazas abalaustradas, fachadas blasonadas… todo se confabula para causar la mágica sensación de que el tiempo está detenido entre los límites del pazo.

Cascada en la presa del pazo.

Cascada en la presa de O Faramello, desbordante con las intensas lluvias de este invierno.

Además, tratándose de un enclave próximo al legendario castro Lupario y del último pazo del primitivo Camino portugués antes de llegar a Santiago, no faltan en él las evocaciones de las leyendas del Apóstol, como una roca junto a la presa denominada «As Tetas da Posadeira», que fue lugar de meditación y descanso de peregrinos en el siglo XIV, aunque también de antiguos ritos de iniciación a la pubertad.

Con todo, la visita al Pazo do Faramello le hace a una suscribir las palabras de la escritora Emilia Pardo Bazán cuando dijo: “Hay muchos pazos; el de O Faramello es único”.

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Soy periodista. Cofundadora y directora de la editorial Belagua. Trabajo en proyectos editoriales centrados en la comunicación turística de Galicia, y desarrollo tareas editoriales, de comunicación y de creación y gestión de contenidos para todo tipo de publicaciones. Soy navarra, vivo en Vigo y adoro Galicia.

Hay 3 comentarios

  1. maria dice:

    Es un pazo muy bonito y muy distinto a todos los demás!!! seguro q Gonzalo poco a poco lo irá recuperando y ojala sea incluido en la ruta de las camelias

  2. matiba dice:

    Es un lugar maravilloso, tengo un post pendiente de cuando fui a visitarlo con Proturga, espero que al ser incluido en la ruta de la camelia sea más conocido y tenga más visitas, vale mucho la pena!

    • La verdad es que Gonzalo está haciendo un gran trabajo de puesta a punto y de promoción, Inés. O Faramello tiene un gran encanto, y estoy segura de que se va a «poner de moda».

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