Cidade da Cultura de Galicia: una visita libre de prejuicios

Cuando se inauguró la Cidade da Cultura de Galicia y con la noticia volvieron a la actualidad las críticas a su elevado coste y el cuestionamiento de la necesidad de unas instalaciones como esas, pensé que visitarla requería, ante todo, despojarse de todo tipo de prejuicios.
Claro que es la actitud más adecuada para conocer un destino y extraer tus propias sensaciones y percepciones, pero teniendo en cuenta todo lo que ha llovido desde hace más de una década en torno a la Cidade da Cultura, me pareció imprescindible la eliminación consciente de cualquier idea preconcebida.
Fue así como me dispuse a visitar la tan polémica obra, y para conocer lo más significativo y poder acceder a espacios restringidos decidí realizar una visita guiada (todos los días de la semana, salvo los lunes, a las 12:30 y a las 18:30 horas).

Soportales bajo el edificio del Archivo de Galicia.
Llegar a la Cidade da Cultura es muy fácil. En la A-9, hay que tomar la salida 67 y continuar por la comarcal SC-20 hasta dar con ella, luego de pasar el Multiusos Fonte do Sar, que fuera de Santiago es conocido porque suele acoger los conciertos de lo más granado del panorama internacional.
Para construir la Cidade da Cultura, el monte Gaiás ha sufrido una especie de sección horizontal. De los seis edificios diseñados por el estadounidense Peter Eisenmann, sólo dos –la Biblioteca y el Archivo de Galicia– fueron inaugurados el pasado mes de enero, y se espera que antes de finales de este año entren en funcionamiento el destinado a Servicios Centrales y el Museo de Galicia. Los otros dos, el Centro de la Música y las Artes Escénicas y el Centro de Arte Internacional, apenas tienen los cimientos.
Las torres en homenaje a John Hejduk, al fondo de una calle, y en primer plano la cristalera lateral del Archivo.
En el espacio recién abierto al público se encuentran también las dos torres que John Hedjduk diseñó para el Parque de Belvís de Santiago. El arquitecto murió antes de materializar el proyecto, pero su amigo y compatriota Eisenmann lo retomó y lo incorporó al suyo con otra funcionalidad: las torres en homenaje a John Hedjduk son hoy el respiradero y salida de emergencia de la Cidade da Cultura; es decir, que también por el subsuelo están interconectados todos los edificios.
Ese es el complejo arquitectónico de la Cidade da Cultura de Galicia, apodado “la montaña mágica” por su arquitecto, y característico por sus formas onduladas y por la combinación de sus materiales: cuarcita de dos tonalidades (gris y roja), mármol travertino, aluminio lacado en beis, vidrio y cartón yeso.
Aspecto de la cubierta de la Biblioteca, que desciende hasta fusionarse con el suelo de la plaza.
Todo aquí es un símil de la ciudad antigua de Santiago. Las Torres Hedjduk, de arquitectura industrial, más mellizas que gemelas porque son exactamente iguales, pero una de granito y la otra de cristal y acero, evocan las de la catedral, y a la plaza central –primera parada de la visita guiada– se accede, como a la del Obradoiro, por cinco calles.
El tejado de la Biblioteca, que baja en pronunciada y ondulada rampa hasta fusionarse con el suelo, es uno de los elementos estrella de la plaza. Lo más destacado de él no es la vista de Santiago que se contempla desde arriba, sino la sensación de caída al vacío que se tiene al caminar por la rampa.
Interior del Centro de Interpretación de la Cidade da Cultura.
La visita se vuelve algo densa cuando la guía trata de darnos una visión general del “código arquitectónico” de Eisenmann y nos hace reparar en la doble fachada construida con losas de cuarcita sujetas a la pared con anclajes manuales, o las cuadrículas dibujadas en las cubiertas y en el suelo, consecuencia del interés del arquitecto por la geometría y las matemáticas.
Luego entramos en el Centro de Interpretación, donde el propio Eisenmann nos habla de su creación a través de un vídeo, y nos detenemos en una maqueta del Centro de la Música y las Artes Escénicas. Este será el mayor de todos los edificios y albergará dos teatros, uno con capacidad para 1.600 personas, y otro más pequeño, para sólo 500.
Espacio reservado para los fondos del patrimonio sonoro y audiovisual, en el edificio de la Biblioteca.
Finalmente, visitamos los interiores de la Biblioteca y del Archivo de Galicia. Mesas, sillas, estanterías… todo ha sido diseñado por Eisenmann, otra vez mediante ese constante juego de formas onduladas y cuadrículas que empieza a resultarnos tan familiar: ahora ya sabemos que en los puntos de intersección de las líneas más anchas van los pilares que sujetan el edificio, por ejemplo, y que algunos de estos son huecos y por ellos se recogen las aguas pluviales.

Interiores completamente blancos, grandes volúmenes, columnas que aportan solemnidad y que, igual que en los templos clásicos, crean espacios amplios y redireccionan al público… No se puede negar que, arquitectónicamente hablando, estamos ante una obra inmensa y fascinante.
Espacio dedicado a las salas de lectura, en la Biblioteca de Galicia.
Pero no puedo evitar preguntarme si será posible dotar de contenido de valor a seis edificios de esta envergadura, y pienso en el enorme trabajo de planificación, promoción y gestión cultural que será preciso para que la Cidade da Cultura se llene de vida y de actividad, sea querida por todos los gallegos y se convierta en un centro de peregrinación del turismo arquitectónico y cultural de Galicia.
¿Que si recomiendo visitar la Cidade da Cultura? Por supuesto, porque es un auténtica muestra de la arquitectura del nuevo milenio, coétanea del Museo Guggenheim de Bilbao, del Centro Niemeyer de Avilés, del Museo de las Ciencias de Valencia, o de la Torre Agbar de Barcelona, por citar algunos símbolos arquitectónicos de esta época.
En cuanto a si será un icono de Santiago, como lo es el Guggenheim para Bilbao, me atrevo a decir que la historia no le tiene reservado ese papel, por al menos 800 razones.
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Soy periodista. Cofundadora y directora de la editorial Belagua. Trabajo en proyectos editoriales centrados en la comunicación turística de Galicia, y desarrollo tareas editoriales, de comunicación y de creación y gestión de contenidos para todo tipo de publicaciones. Soy navarra, vivo en Vigo y adoro Galicia.

Hay 2 comentarios

  1. Edurne dice:

    Gracias, Carmen, en mi nombre y en el de Ricardo. Te recomiendo ir a visitarla, desde luego. Y, si puedes elegir, haz la visita guiada porque obtienes una información en síntesis muy provechosa.
    Gracias también por la visita! Un bico.

  2. Carmen Albo dice:

    no se si las maravillosas fotos y el sentido artístico del que las hace, convierten la ciudad de la cultura en algo mucho mejor de lo que es….en cualquier caso, habrá que ir a verla, y, como tu, sin prejuicios…

    Precioso reportaje. Enhorabuena!!

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