Mondariz-Balneario, un lugar mágico, punto de encuentro de la sociedad de la Belle Époque
Las ruinas de un inacabado edificio de 1917 y las del Gran Hotel, devorado por un incendio en 1973, fueron durante décadas el símbolo del auge y esplendor de la cultura balnearia de finales del siglo XIX y principios del XX en Mondariz-Balneario, tiempos que, gracias a su recuperación urbanística, vuelve a vivir esta villa termal de Galicia.
Enclavada en un valle de bosques autóctonos, Mondariz-Balneario conserva la placidez de los pueblos pequeños y retirados, con un río que discurre por parajes de inusual belleza entre robles y abedules. Lugares mágicos, como el paseo fluvial donde se encuentra la fuente de Troncoso, solitaria y ajena al paso del tiempo dentro de su atrayente cenador de hierro.
El centro balneario inaugurado en 1873 en torno a otra bella fuente, la de Gándara, de acentuada línea clasicista, es hoy un moderno complejo que ha hecho de esta villa gallega uno de los principales referentes del turismo de reuniones e incentivo en el ámbito estatal. Entre otras razones, porque cuenta con un Centro de Convenciones y Congresos dentro del edificio, con el Auditorio Infanta Isabel como estandarte, y otros cuatro salones diáfanos, con luz natural e incluso zonas ajardinadas para cócteles al aire libre, además de un campo de golf propio de 18 hoyos, en las proximidades.
Tres inmuebles unidos entre sí por pasos subterráneos reúnen todos los servicios, incluido el complejo lúdico Palacio del Agua, con una gran piscina central con chorros, burbujas y cascadas bajo una bóveda acristalada. Uno de los edificios es el construido sobre las nobles ruinas del proyecto del arquitecto Antonio Palacios –abandonado en 1917, cuando falleció– según el diseño original. Es notable por su cúpula con mirador y pilar central acristalado, y alberga desde 1999 el Centro de Convenciones y Congresos, además de habitaciones como la suite del torreón bajo la llamativa bóveda.
Espíritu de la Belle Époque
Una infraestructura, en suma, a la altura de las necesidades actuales de trabajo, ocio y descanso, que cuida primorosamente los detalles de su memoria: desde los muebles antiguos que intervienen en la decoración del hotel y se manifiestan en las viejas fotografías de sus paredes, hasta el piano Stenway & Sons de 1925, una pieza histórica que rememora el espíritu de la Belle Époque.
El tiempo en el que Mondariz Balneario, de la mano de sus mecenas, los hermanos Peinador, vio florecer la cultura balnearia, contó con su propia moneda de curso legal e incluso con una revista. La época en la que escritores como Emilia Pardo Bazán y otros grandes de la ciencia, la sociedad y la política –desde Echegaray hasta el rey Alfonso XIII, la Infanta Isabel o galleguistas como Castelao o Vicente Risco, asiduos y nobles visitantes del balneario y del mítico Gran Hotel– transformaron Mondariz-Balneario en un reputado centro social, intelectual y cultural en toda Europa.
Años y valores que se evocan paseando ahora por los impresionantes jardines con amplias escalinatas de piedra y frondosos árboles del Gran Hotel, convertido en 2005 en un edificio de apartamentos privados.
Excursiones por los alrededores
El entorno natural de Mondariz-Balneario es idóneo para los paseos a pie, en bicicleta o a caballo, que pueden ser aprovechados para visitar lugares como el castillo de Vilasobroso y el castro de Troña. No obstante, por su proximidad a Vigo –su aeropuerto toma el nombre, precisamente, de los Peinador– el trabajo en Mondariz-Balneario se complementa fácilmente con el tiempo libre en algún lugar de la Ría de Vigo, donde se puede alquilar un velero o participar en una regata de vela. Baiona, por ejemplo, posee el encanto añadido de su casco antiguo de arquitectura marinera y una hermosa panorámica desde las murallas de su Parador.
La excursión a Baiona será todavía más gratificante si incluye una ruta por lugares especiales, con los jardines más bellos de las Rías Baixas, gracias a la existencia de ejemplares únicos de camelias, flor de Galicia por excelencia: el castillo de Soutomaior, símbolo del esplendor medieval gallego, con camelias monumentales; el pazo de Torres de Agrelo (Redondela), armónico conjunto y privilegiado mirador del interior de la Ría de Vigo; el pazo Quiñones de León (Vigo), donde vive la Matusalén de las camelias, una de las más antiguas de Galicia; y el pazo de Cadaval-Urzáiz (Nigrán), entre los más sobresalientes de la provincia, declarado Bien de Interés Cultural por la Xunta de Galicia.
Por su situación cara al interior, la villa de Mondariz-Balneario es igualmente idónea como punto de partida de excursiones a Pontevedra, con un casco antiguo que sorprende por su magnífica rehabilitación y por la sucesión de pequeñas plazas medievales donde bulle la vida ciudadana. Otra opción es visitar A Ribeira Sacra, los centros monacales que atesoran sabiduría, sus bodegas o los impresionantes cañones del Sil.
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Soy periodista. Cofundadora y directora de la editorial Belagua.
Trabajo en proyectos editoriales centrados en la comunicación turística de Galicia, y desarrollo tareas editoriales, de comunicación y de creación y gestión de contenidos para todo tipo de publicaciones.
Soy navarra, vivo en Vigo y adoro Galicia.
Me alegro de ser útil, Alimoto. Espero que lo disfrutes en vivo. Un saludo.
Estupenda información y muy valiosa para esta visita a Mondariz. Gracias
Hola, hola, hola!!!
Pero que pasada de blog!!! Enhorabuena!!! Me encanta, está muy bien escrito y las fotos, como no podia ser de otra manera sabiendo de qué cámara han salido, son extraordinarias.
Galicia es una tierra estupenda, llena de lugares maravillosos, de constumbres, de raíces que se conservan vivas, y veo que tú también abres una ventana al mundo para conocer este bonito país.
Es de lo mejor que me he encontrado en la blogosfera, así que yo también lo vincularé en el mío.
A ver si nos conocemos pronto.
Por cierto, cómo llegaste a mi blog?
Un saludo atlántico
Amiga Atlántica:
Gracias por tus palabras, pues son un estímulo para continuar, y por incluirme en tu blog, por supuesto, porque tiene muchos visitantes…
Nos vemos en la Vuelta Náutica, ¿vale?
Saludos