El universo del Entroido (carnaval) en Galicia mantiene vivas muchas de sus tradiciones junto a un buen número de personajes de origen y costumbres ancestrales. Más allá de Laza, Verín y Xinzo de Limia, que forman el Triángulo mágico del Entroido, la esencia más tradicional de esta celebración pervive también en una veintena de municipios gallegos, entre ellos Viana do Bolo.
En este municipio de la montaña ourensana, próximo a las cumbres del Macizo de Trevinca, los personajes centrales del Entroido son los boteiros, reconocibles por sus trajes multicolores realizados con cintas de seda y sus máscaras de madera coronadas por impresionantes penachos igual de coloridos.
El Domingo de Entroido, Viana do Bolo es un hervidero de gente que acude al desfile de folións y boteiros, coincidente con la fiesta gastronómica dedicada a la androlla, embutido típico de la zona, elaborado con costilla y cueros de cerdo.
Los boteiros encabezan la marcha de los estruendosos folións (comparsas de 30 o 40 personas). Con su llamativo aspecto, no hay dos iguales, lo cual incrementa su atractivo para el público. En medio del ensordecer ruido de bombos y de aperos de labranza metálicos que golpean entre sí, los boteiros corren, saltan y danzan, haciendo sonar los pequeños cencerros que llevan en la cintura. Se ayudan con una vara de madera decorada, llamada monca, con la que también se encargan de mantener al público apartado al paso del folión.
Pese a la imagen demoniaca de sus elaboradas y terroríficas caretas, y la fuerza que emplean para separar con su monca a los espectadores, los boteiros caen simpáticos porque interactúan con el público. Se prestan a las fotos, lanzándose contra las cámaras y los teléfonos móviles, y hasta posan con algún espontáneo.
El desfile por las estrechas calles del centro de Viana do Bolo tiene un fuerte componente rural. Entre los folións, llegados de todas las parroquias del municipio, aparecen comparsas representativas de trabajos labregos o espeluznantes bestias salvajes.
El constante retumbar de bombos y el sonido metálico que produce el choque de sus herramientas de hierro es trepidante y tiene por objeto espantar a los malos espíritus. Los miembros del folión golpean los bombos con tanta energía que hasta les sangran las manos.
Niños, niñas, jóvenes y mayores de todas las edades parecen encontrarse en trance en medio del folión, y no ocultan su orgullo ante una multitud de forasteros que se agolpa para sacarles fotos y llevarse un recuerdo de la que para ellos es la fiesta más especial de todo el año.
El desfile termina sobre la hora de comer. Para entonces, todo está preparado dentro del Polideportivo Municipal y bajo una carpa levantada en el exterior para acoger a los 5.000 comensales (público general, integrantes de folións y boteiros) que acuden a la denominada oficialmente Festa da Androlla e o Entroido.
La comida se sirve con una magistral logística perfeccionada a lo largo de los 49 años que lleva celebrándose, y transcurre en medio del bullicio de los folións. La androlla, el cocido, el cabrito y la bica, además del pan y el vino de las D.O. Monterrei y Valdeorras, son una buena prueba de la calidad de los productos típicos de la gastronomía de invierno de Galicia.
Con todo, el Entroido de Viana do Bolo, considerado uno de los más antiguos de Galicia, tiene un enorme atractivo. Por su arrraigo, su primitivismo, su vínculo con la gastronomía y la alta participación popular que lo mantiene más vivo que nunca, merecería figurar entre las Fiestas de Interés Turístico Nacional, distinción que ya poseen los carnavales de Verín y de Xinzo de Limia.
Post relacionados:
Viaje al interior del Entroido | Conociendo al cigarrón
Pantallas, cigarróns y peliqueiros: retrato íntimo de las figuras del Triángulo del Entroido
[…] Viaje al interior del Entroido | Desfile de Folións y Boteiros en Viana do Bolo Cocidotrip 2015: Qué ver y qué hacer un día en Lalín […]