¡Vivan los Xenerais da Ulla!

10 Feb, 2014 - Por Edurne Baines - 3 comentarios

«Xenerais» da Ulla, altivos y orgullosos, a lomos de sus engalanados caballos.

Martín “do Mesón” se encontraba el pasado domingo bajo una carpa junto a los soportales del Palacio de Raxoi, en la Plaza de O Obradoiro, velando por que la actuación de los “Xenerais da Ulla” en el gran Desfile de Entroidos tradicionales de Galicia dejara impactado al público, y con ganas de ilustrarme sobre las curiosidades de este carnaval.

El hombre, vecino de la parroquia compostelana de Aríns, es conocido por ser autor de coplas que recitan los xenerais (generales) en sus famosos altos o atranques. Es así como se denominan las luchas dialécticas entre generales que, al encontrarse en su recorrido a caballo por todo el término municipal, se dan el alto y miden sus fuerzas con ingeniosas críticas a todos los poderes —incluidos los medios de comunicación— y referencias jocosas a la actualidad, para terminar juntando sus espadas en señal de armonía y de buena vecindad.

«Juntemos las espadas

Como manda la tradición

¡Vivan los Xenerais da Ulla!

¡Y también su gran unión!»

“Antiguamente las coplas eran improvisadas, pero ahora no existe esa capacidad”, me dijo Martín «do Mesón» en tono confidente.

Pareja de «xenerais» sellando la paz al final del «atranque».

Los llamados «Xenerais da Ulla» son los carnavales típicos de zonas rurales de Santiago de Compostela y de los municipios de su área (A Estrada, Boqueixón, Silleda, Teo, Touro, Vedra y Vila de Cruces). La noticia más antigua de su existencia data de 1870, aunque se cree que su origen está en la Guerra de la Independencia contra Napoleón. Toda la parafernalia del atuendo de los generales (chaqueta militar con charretes, fajín, bandera cruzada, cordón y medallas en el pecho), en el que destaca su aparatoso sombrero con penacho de plumas de avestruz y de pavo real llamado triscornio, está inspirada en el invasor francés.

También sus caballos están engalanados con cintas de colores o trenzas en sus crines, un correaje decorado con tachuelas doradas o plateadas —el petral, sobre el pecho, y la retranca sobre los cuartos traseros—, una vistosa manta enrollada sobre la grupa, y un pequeño espejo rodeado de plumas y decorado con cuentas de colores sobre la cabeza.

Esther y Miguel, «xenerais» de Vedra.

El domingo estábamos bajo la influencia de la ciclogénesis Stephanie. La lluvia era gruesa y persistente y estropearía irremediablemente sus costosas vestimentas, por lo que hubo que representar los atranques a cubierto, con la consiguiente pérdida de espectacularidad.

Los generales compartieron protagonismo con una decena más de carnavales rurales y populares de interés turístico por su arraigo y tradición. No faltaron, por lo tanto, las muy famosas pantallas de Xinzo de Limia; los cigarróns de Verín y los peliqueiros de Laza, los personajes más conocidos fuera de nuestras fronteras, todos ellos en la provincia de Ourense.

Pero en este acto de exaltación de los Entroidos tradicionales, que se celebraba este año por primera vez, el público tuvo la ocasión de familiarizarse con otras figuras menos conocidas pero no menos llamativas: los felos, los boteiros, los folións, la mazcara, las madamas y los galáns, y toda una suerte de personajes y grupos de comparsa que acompañan a los más ancestrales representantes de la tradición carnavalesca en distintos lugares de Galicia.

El «correo», uno de los personajes del Entroido tradicional «Xenerais da Ulla».

Del 21 de febrero al 9 de marzo (sábados y domingos, y martes y miércoles de Entroido), los xenerais de A Ulla cabalgarán por los municipios de la comarca ofreciendo un espectáculo insólito. De la mañana a la noche, sin parar, visitarán las casas de sus vecinos, que los recibirán con cantidades descomunales de comida y bebida. Lo harán, como es tradicional, acompañados por los correos, encargados de anunciar su llegada y de pedir permiso para realizar un alto, de comparsas, de coros de bonitos —formados por niños y niñas— y de coros de vellos (personas mayores).

Nuestra visita a la comarca de A Ulla —el pasado fin de semana, invitados por Turismo de Galicia y los ayuntamientos de Santiago de Compostela y de su área— nos descubrió un territorio rico en naturaleza y gastronomía, con enclaves turísticos imprescindibles como son los pazos de Oca (A Estrada) y Santa Cruz de Ribadulla o de Ortigueira (Vedra) —en la Ruta de la Camelia—, o el de Faramello (Rois), de 1710, donde funcionó la primera fábrica de papel de Galicia. Si cualquier época es buena para conocer este destino, cuánto más el invierno, con las camelias en flor, la lamprea del río Ulla en los menús de temporada y los xenerais a caballo dando vivas a diestro y siniestro. Una sugerencia, por cierto, que comparten los propios xenerais en un atranque:

» Las camelias están en flor,

las lampreas preparadas;

parroquias del Val do Ulla

¡levantemos las espadas!

Más información en: www.xeneraisdaulla.com

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Edurne Baines

Soy periodista. Cofundadora y directora de la editorial Belagua. Trabajo en proyectos editoriales centrados en la comunicación turística de Galicia, y desarrollo tareas editoriales, de comunicación y de creación y gestión de contenidos para todo tipo de publicaciones. Soy navarra, vivo en Vigo y adoro Galicia.