Rutas en moto: el placer de rodar y de descubrir parajes ignorados

Publicado en «Turgalicia. Revista para descubrir Galicia. Núm. 12. Diciembre 2008-Abril 2009


Galicia se presta especialmente a las motos. Como resultado de la dispersión de la población, su mapa de carreteras es un intrincado laberinto de vías secundarias que conducen a lugares recónditos, por paisajes idílicos y aldeas por las que no pasa el tiempo. Por la línea de la costa o por el interior, estas carreteras normalmente bien asfaltadas y sin pintar, estrechas y sin arcén y sin apenas tráfico son un desafío a la capacidad de sorpresa de cualquiera, y para los motoristas, que van fusionados al paisaje, también una invitación al éxtasis. Porque en algún punto del camino o ahí donde termina siempre hay un viejo monasterio, una mágica cascada, una milagrosa roca, un luminoso faro, un primitivo poblado o un entrañable puerto que dejan sentir su influjo.
Ponte Nafonso, Noia (A Coruña). Foto cortesía de MC Os Bravús
Viajar en moto es una experiencia única porque, más allá de una opción para desplazarse, supone una forma de entender el viaje en conexión directa con el entorno, disfrutando de las motos, de la carretera y de los acompañantes. Custom, cruiser, naked, scooter, deportiva…, el tipo de motocicleta no importa. Aunque por sus características técnicas propicien estilos de conducción diferentes, cuando se trata de salir de ruta los moteros se adaptan a un mismo ritmo. Por varias razones, pero principalmente por seguridad viaria y por camaradería.


Así que, llevados por su afición a las dos ruedas, por el deseo de desconectar de las obligaciones y por el interés de explorar lugares desconocidos, cada vez son más los grupos de amigos que se echan a la carretera el fin de semana. Disfrutan así de sus máquinas, de la música de su motor y de la sensación de conducir contra el viento. Y lo hacen sin competir, sin prisas por llegar y con ganas de compartir charlas y risas alrededor de una mesa.


Además, este tipo de motoristas, preocupados por su propia seguridad –circulan en grupo colocados en zigzag sobre su carril, la moto más potente la última, repostan todos a la vez y se esperan en los cruces– y respetuosos con las normas de circulación, derrochan el auténtico espíritu motero y, en consecuencia, gozan de muy buen trato dondequiera que van.


Estirar las piernas y relajarse ante una buena comida es uno de los placeres intrínsecos a estas rutas moteras de un día o de fin de semana por Galicia. Aquí no cuesta encontrar un lugar donde comer bien, aunque lo recomendable viajando en grupo siempre es reservar con antelación.
Motoristas delante del edificio modernista La Terraza de Sada. Foto cortesía de MC Os Bravús

Con sus motocicletas de estilo clásico, colores extravagantes y sonidos espectaculares, entre las que reinan las legendarias Harley Davidson, los miembros de la A. C. Torques, amantes de las custom en general, han rodado todo el mapa gallego en “salidas tranquilas y bien alimentadas”. Con sedes en Vigo, Lugo y Ourense y un acentuado afán por conocer y divulgar los atractivos turísticos de Galicia, ellos se definen como una “gastropeña” motera. Estos forofos de la estética retro dejan así claro que su devoción por la buena comida es sólo comparable a la que tienen por sus monturas.



De su pasión mototurística nació hace seis años la concentración de As Burgas (Ourense, mes de mayo), la mayor de Galicia, con alrededor de 4.000 aficionados que acuden a la llamada de conciertos, comidas, acampada y una pequeña ruta turística. El año pasado la cita inundó de motos de todas las clases y categorías la carretera entre Ourense y Castro Caldelas, por los Cañones del Sil, e incluyó la visita a una bodega en Castrelo do Miño.


Otro de los numerosos grupos que se prodigan en salidas turísticas en moto es el MC Os Bravús, de A Coruña. Aunque en su origen sus integrantes eran conductores de scooters, ya no se diferencian por el tipo de moto que pilotan. Si algo les caracteriza es su interés por dar a conocer los valores turísticos de Galicia dentro y fuera del País. Y para ello no cesan de organizar salidas.


Estos también se han trillado la geografía gallega, siguiendo originales rutas por pazos de deslumbrante factura en la provincia de A Coruña, por los faros de A Costa da Morte o por los vestigios prehistóricos de la comarca de Bergantiños. Y, como buenos aficionados al mototurismo, las comparten con todo el mundo, igual que los Torques, a través de sus páginas en Internet.

Castillo de Monterrei (Ourense). Foto cortesía de MC Os Bravús.

Itinerarios para todos los gustos

De entre las infinitas rutas posibles en Galicia, A Ribeira Sacra del Sil constituye, sin duda, la ruta interior por excelencia, un bellísimo recorrido paisajístico y cultural por los Cañones del Sil, por iglesias y monasterios románicos, entre viñedos cultivados en fuertes desniveles o por la espesura de bosques de castaños y de robles.


No obstante, para este reportaje los Torques sugieren una amena ruta entre Vigo y A Estrada por la N-550, en la que se mezclan todo tipo de atractivos turísticos: las ostras de Arcade, el castillo de Soutomaior, el Museo de Pontevedra, el pazo de Oca, la cascada del río Toxa y buenos restaurantes donde degustar el salmón del río Deza o el mejor chuletón de la comarca ganadera de Tabeirós-Terra de Montes.


Os Bravús, por su parte, invitan a recorrer la ruta de los faros en la costa Norte de A Coruña, desde Estaca de Bares –la punta más septentrional de Galicia– hasta Cedeira, pasando por el legendario centro de peregrinaje de vivos y muertos de Santo André de Teixido.


¿Hay mejores argumentos para un día de moto? Elijamos, pues, el día, una carretera bien asfaltada, un paisaje rural, buena comida, buenos amigos y un lugar que visitar. Desestimemos autovías y autopistas, y adentrémonos en moto por Galicia. La carretera espera.

Ruta motera de Los Torques

La N-552 lleva desde la Travesía de Vigo hasta Redondela por curvas de trazo amplio. Desde aquí, hay que tomar la N-550. El siguiente municipio, Soutomaior, es parada obligada para tomar las famosas ostras de Arcade o estirar las piernas visitando su famoso castillo y su jardín botánico. Tras un trayecto de unos 20 kilómetros por una agradable carretera, se llega a Pontevedra, donde, además del paseo por el casco antiguo, merece la pena visitar el Museo Provincial para admirar, entre otros conjuntos arqueológicos, los tesoros de Agolada y de Caldas de Reis y los torques áureos –de aquí toma el nombre la peña motera–, que son la pieza de orfebrería con la que se ostentaba la riqueza y el rango. 

Saliendo de Pontevedra, de nuevo por la N-550, hay que hacer 23 kilómetros hasta la villa termal de Caldas de Reis. Se atraviesa el río Umia y se enlaza con la N-640, que lleva por Cuntis hasta A Estrada. En total, es un trayecto de poco más de 40 kilómetros con escaso tráfico, ya que los automovilistas prefieren la cercana AP-9. Esta es la comarca de Tabeirós-Terra de Montes, una de las más montañosas de la provincia de Pontevedra, a sólo 22 kilómetros de Santiago de Compostela. Tierra de vacas y de caballos salvajes –el curro de Sabucedo conserva toda la pureza de la tradición de la rapa das bestas y está reconocido como Fiesta de Interés Turístico Internacional–, es también famosa por el gran número de oficios artesanales que perviven. Para reponer fuerzas, las especialidades de la zona: salmón y chuletón.



Por la tarde, se impone una visita a la cascada del río Toxa, en el lugar de Pazos (Silleda). Desde A Estrada, hay que coger la N-640 y dirigirse a la parroquia de Bandeira. Desde aquí, la P0-204, en dirección a Vila de Cruces. Luego, desviarse y rodar con cierta dificultad por una pista forestal. Al final, un agradable paseo a pie por un boscoso y húmedo paisaje conduce hasta la catarata, de más de 30 metros de altura. Con tiempo, merece la pena adentrarse por el sendero que lleva al monasterio de Carboeiro, del siglo X, que invita a un viaje en el tiempo en medio de un bucólico bosque de ribera.


El itinerario en moto por estas tierras de O Deza no puede obviar la visita a los jardines del pazo de Oca, el mejor ejemplo de la tradición palaciega de Galicia, al que se llega, por la N-525 en dirección a Santiago de Compostela, tomando un desvío de dos kilómetros en Loimil, por una tranquila carretera entre suaves prados.

Ruta motera de Os Bravús

La localidad de Ortigueira (A Coruña), donde todos los años se celebra el Festival Internacional del Mundo Celta (Fiesta de Interés Turístico Internacional), es el punto de referencia para llegar a Estaca de Bares. Hay que hacer 17 kilómetros hasta el puerto de O Barqueiro por la N-682, tomar después la AC-100 a Bares, cuyo puerto conserva un dique fenicio de gran interés para la arqueología marítima, y rodar otros 24 kilómetros más por una estrecha carretera en cuyo recorrido acompañan las vistas de la ensanada de O Vicedo y sus playas. De regreso, el pueblo marinero de Espasante (Ortigueira) ofrece un descanso en alguno de sus restaurantes, degustando los ricos pescados de la ría, pulpo, erizo, carne asada…

De nuevo en ruta, para llegar al faro de Ortegal hay que coger en Cariño una carretera muy empinada y salpicada de curvas cerradas. Observar Os Aguillónsdesde el faro y el peligro que suponen para la navegación le hacen aferrarse a la tierra firme a cualquiera.

Bajada al faro de Punta Candieira.  Foto cortesía de MC Os Bravús

Después, la ascensión a la cumbre de la sierra de A Capelada pondrá a prueba la potencia de las motos y la atención de los motoristas, ya que la presencia de vacas y caballos salvajes es continua en esta otra comarca de arraigada tradición de rapa das bestas. La impresionante pendiente con desniveles de hasta el 17 por ciento merece la pena porque desde la cima de Vixía da Herbeira (613 metros de altitud), a poco más de un kilómetro de distancia de la línea del litoral, se contemplan los acantilados más altos de Europa.



Más tarde, poner los pies en el santuario de Santo André de Teixido librará a nuestra alma de peregrinar hasta aquí junto a algún familiar vivo, en las filas de la Santa Compaña o en forma de reptil. 


Hacia el Sur, en la localidad de Cedeira, famosa por sus percebes, se encuentra el faro de Punta Candieira. Desviarse siete kilómetros para visitarlo no está nada mal para ponerle punto final a la ruta y tomar el camino de vuelta a casa porque se llega al faro en un divertido descenso en zigzag con diez curvas en C que disparan la adrenalina.

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Soy periodista. Cofundadora y directora de la editorial Belagua. Trabajo en proyectos editoriales centrados en la comunicación turística de Galicia, y desarrollo tareas editoriales, de comunicación y de creación y gestión de contenidos para todo tipo de publicaciones. Soy navarra, vivo en Vigo y adoro Galicia.

Hay 2 comentarios

  1. Edurne dice:

    Gracias por tus palabras, Carlos. Me alegra que te haya gustado. En unos días te lo envío en papel.

    Yo te deseo que el nuevo año te permita muchas y felices rutas y que sigas compartiendo tu bonita afición mototurística con el resto del mundo. A ver con qué nos sorprendes!

    Las fotos, de lujo, ¿a que sí?
    Un abrazo

  2. Enhorabuena por tu relato, Edurne, has sabido resumir en pocas palabras el espíritu que nos mueve.

    Te deseo muchos éxitos profesionales, con esta artículo has demostrado que los mereces.

    Por cierto, las fotos muy buenas también ;).

    Saludos

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